Estoy borracha.
Filippo tiene 23 años, estudia ciencias ambientales, vive en Santa Marta, sueña con estudiar el año que viene en Toronto, vive con Guido, Lorenzo y Alessandra, tiene la sonrisa más encantadora que han visto mis ojos, y cocina estupendamente.
Me duele la cabeza, me duele la cabeza, me duele la cabeza.
He fumado muchísimo, he bebido muchísimo. Mañana tengo que dar una clase y no la he preparado. Soy una irresponsable.
Mientras cenaba con Filippo, Andrea me ha llamado tres veces. La primera no se lo he cogido, la segunda no he podido resistirme. Me ha dicho, estoy en Santa Margherita, ¿no sales? (solo que en italiano) Diana responde: si, estoy cenando en casa de un amigo, a lo mejor ahora voy para allá.
Y lo cierto es que no tenía demasiadas ganas de ir. Filippo no es un gran conversador pero es el tipo más increíblemente guapo que he visto en mi vida. ¿Soy superficial? Puede.
Filippo tiene la sonrisa más bonita del mundo.
No sé nada de los españoles. Estoy olvidando el español, es más, el poco español que recuerdo lo hablo con acento italiano.
Ambas cosas me dan igual.
Filippo, Filippo, Filippo. Tengo que colgar una foto suya aquí. Espero que no sea delito. He bebido tres cafés hoy. Uno hace cosa de dos horas, por lo tanto no tengo nada de sueño.
Filippo me da dos besos después de acompañarme a la plaza donde me encuentro con Matteo, Andrea, la rusa, Eli y Mari Trini, borrachísimos. Andrea me dice he salido solo para verte y no has venido. Hijo de puta, cerdo ruín, hijo de puta. Después de cenar con Filippo, Andrea no me parece tan guapo. Es como volver de Venecia a Madrid. Si, Madrid mola, pero joder, Venecia es mucha Venecia. Andrea, da la casualidad de que está más cariñoso que nunca. Siempre pasa. Mierda, mierda, mierda. Los tíos sois gilipollas. Las tías también. El género humano da asco. Me averguenzo, siceramente, de pertenecer a esta especie.
Son las putas tres de la mañana y comprendo que este flujo de conciencia era completamente innecesario. ¿La tendrá grande? Las tres y un minuto. Mañana una hora y media de clase de español, mañana una hora y media dictando extractos de Platero a una señora de más de cincuenta años mientras pienso si Filippo la tendrá grande. Qué extraña mezcla de conceptos.
Cita en Malasaña.
Hace 9 años
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