martes, 28 de octubre de 2008

Wait in the fire

Hoy no he ido a clase. Anoche la rusa vino con el vodka que trajo de su país y, después de mucha vacilación y de intercambiar unas cuantas obviedades con Massimo sobre el arte contemporáneo, decidí irme a tomar la última con Alvise y con Andrea (otro Andrea) en un bar cerca de mi casa.

Contra todo pronóstico he conseguido llegar a la biblioteca antes de las tres de la tarde. He dedicado media hora a leer Misericordia (reconozco su talento en algunos párrafos aunque no sea exactamente el libro que me apetezca leer en esta etapa vital. Quizá con sesenta y cinco años y las tetas por el ombligo me anime con todo este elenco de literatura para catedráticos acartonados con olor a baúl viejo) y después he salido a fumar un cigarro con Roberta que he prácticamente solapado con otro cigarro con Lorenzo. He visto a Andrea, le he hecho un comentario tipo puta del moulin rouge que prefiero enterrar en lo más profundo de mi memoria, y despues me ha sido completamente imposible volver a concentrarme en el Madrid de 1800 y he decidido que lo mejor sería posponer el estudio.

Mañana tengo, por fin, la cita con mi coordinadora.
Mañana, casualmente, en Venecia hay acqua alta.

Ahora mismo está lloviendo bastante, y esto quiere decir que todos mis planes de esta noche pueden verse truncados. He quedado con Mari, una chica de Verona que estudia aquí y que está de la olla. Pasó un año en París y ahora está con el síndorme post Erasmus. Joder, y yo miro a mi alrededor (metafóricamente, no hablo necesariamente de un lugar físico) y contemplo solamente existencias marcadas por la locura (sea del tipo que sea), y me pregunto si no estaré haciendo algo mal. Quería hacer esta reflexión ya que últimamente me veo rodeada de gente que está de la puta cabeza de un modo inimaginable, y, ya no solo por este hecho en sí, sino porque he descubierto que es lo que verdaderamente me gusta. Pero no en plan Kerouac (gente loca por vivr, loca por saltar...) no, no, me refiero a personas extrañas, personas con verdaderos problemas psíquicos dignosticados o aún por diagnosticar.

Llueve cada vez más.
Mierda.

Ya no me preocupa demasiado no poder salir esta noche. Comienzo a considerar la posibilidad de que la ciudad se hunda. De verdad, llueve muchísimo, esta ciudad está llena de agua, ¿no rebasará el límite y nos iremos todos a la puta mierda? Cuestiono.

Mi compañera de piso no está en absoluto preocupada. Dice que como mucho mañana no podré volver a casa hasta la noche. Me recomienda llevarme un libro para pasar el rato mientras espero que el agua se vaya. Total, un día perdido. No sé exactamente como funciona y me pone nerviosa no saber cómo funcionan las cosas. Me molesta terriblemente tener que dejar las cosas al azar, a la corriente de las mareas o lo que coño sea, me molesta esperar, me molesta mucho, y utlimamente mi vida consiste únicamente en eso.

Ayer Andrea también me soltó el discurso del agua alta. Me dijo que lo único que puedo hacer es esperar. Como mucho si vuelve de Londres decidido a retomar la relación con porki habré perdido un mes de mi vida. Total, ¿qué es un mes? Pues depende de como se mire. Supongo que el concepto de tiempo que comunmente entendemos varía en las Bahamas y en un campo de exterminio nazi. Mi situación está más cerca de los barracones y las letrinas que de las palmeras y las caipirinhas.

El título del post es una frase de una canción de Jeff Buckley. ¿Qué pasa? Cuando uno alberga ciertos sentimientos tiende a identificarse con las letras de las canciones. Wait in the fire, aunque sería más propio wait in the water. No en el wáter, sino en el agua. ¿Se nota que estoy haciendo tiempo hasta las diez para decidir si salir o no?

¿Cómo se está por Madrid? ¿Qué tal tiempo hace?

1 comentario:

Anónimo dijo...

jaja. Pues lleva desde las 7 de la mañana lloviendo. Ayer hacía sol (creo recordar). Por lo demás, todo en su sitio. Jaime está por ahí, desocupao, y haciendo que estudia.

Un beso.

PD: mañana verás, por fin, el apocalipsis del que hablan los libros sobre Venecia. Qué envidia! Ya sabes que hay gente que estas cosas les resultan curiosas e incluso llegan a emocionarles...